Por Fabián Salazar Vázquez

El 27 de noviembre de 1940 un hombre nació bajo el signo de Sagitario en el zodiaco occidental, en tanto que en el horóscopo Chino le correspondía el del Dragón, por haber nacido en ese año y hora de la mitológica criatura oriental. Su nombre Lee Jun-Fan, mejor conocido como Bruce Lee, quien el 20 de julio de este 2013 cumple 40 años de haber fallecido.

Fue considerado como uno de los hombres con los movimientos y golpes de puños y piernas más veloces y potentes, donde además de demostrar sus conocimientos de Wing Chun Gun Fu, aplicaba lo que aprendió de otros estilos de pelea.

Para quienes llegamos a practicar algún arte marcial, al ver las escenas de sus películas, sus patadas, golpes de puño, velocidad, potencia, giros y movimientos en general, surge la pregunta de ¿cómo es que la estrella de Operación Dragón llegó a este dominio de sus movimientos y de su cuerpo?

Se ha mencionado que Bruce Lee analizó otros estilos de combate para mejorar su técnica, pero su maestría no hubiera sido posible de no haber sido por su tenacidad y disciplina para mejorar cada día, de su tenacidad en sus entrenamientos y el exigirse a él mismo más de lo que podía dar en cada sesión para ser el mejor.

De esta reflexión surge la pregunta. ¿Cómo habrá sido un entrenamiento del también llamado Pequeño Dragón? ¿Entrenaba un par de horas al día, practicaba a diario, cada tercer día, cada fin de semana?

Gracias al internet, en la dirección  www.hispagimnasios.com/a_kalijkd/ent_bruce.php encontramos copias de un par de hojas manuscritas por Bruce Lee en la que registra algunas de sus actividades de solo cuatro días de una semana, estos son los que van del 16 al 19 de enero de 1968.

Descripciones como estas eran normales en los diarios de Bruce Lee y le enseñaron mucho sobre las potencialidades de su cuerpo físico.

Bruce hacia estos inventarios para el desarrollo de su persona física, mental y espiritualmente y cada nivel que conseguía, era un peldaño para alcanzar un límite superior, tal y como lo describió de la siguiente manera

“Si te acostumbras a poner límites a lo que haces, físicamente o a cualquier otro nivel, se proyectara al resto de tu vida. Se propagara en tu trabajo, en tu moral, en tu ser en general. No hay límites. Hay fases, pero no debes quedarte estancado en ellas, hay que sobrepasarlas... El hombre debe constantemente superar sus niveles.”

Así que, sin ninguna intensión de hacer menos nuestro entrenamiento y esfuerzo, este ejemplo sirva de reflexión y motivación para mejorar y alcanzar cada uno un escalón más en nuestra superación como artistas marciales y sobre todo, como personas.