Se le denomina kumite o combate a la práctica de las técnicas de karate con un compañero.

Existen diversas modalidades de kumite, desde modalidades con movimientos y contraataques predeterminados como el ippon kumite o combate de promesa, hasta el jiju kumite o combate libre.

El kumite es quizás la parte del más incomprendida del karate, pues mucha gente que no ha practicado este arte piensa que es una actividad barbárica en donde dos personas se enfrentan a golpes tratando de lastimarse o tratando de aprender a lastimar a otros.

Aunque es una actividad de contacto y aunque es verdad que las habilidades aprendidas durante la práctica del kumite se pueden aplicar en combate real, las reglas del kumite en karate están hechas para proteger la integridad física de sus participantes y su propósito va mas allá.

Los retos a los que se somete el practicante de karate durante el kumite le dan una oportunidad única de probarse a sí mismo bajo presión en una situación de riesgo controlado.

Un verdadero karateka entra al kumite, de la misma manera que la espada entra al fuego. No buscando ganar o perder, sino salir siendo mejor, habiendo sido templado al calor de la batalla.

Así, un practicante de karate adquiere no sólo habilidades y recursos para la defensa personal, sino también fortalece el carácter y aprende principios que pueden ser aplicados en la vida diaria.